martes, 8 de noviembre de 2016

ÍNDICE - 33 DÍAS HACIA UN GLORIOSO AMANECER - UN RETIRO PERSONAL PARA LA CONSAGRACIÓN A JESÚS, POR MARÍA

ÍNDICE
33 DÍAS HACIA UN GLORIOSO AMANECER
UN RETIRO PERSONAL PARA LA CONSAGRACIÓN A JESÚS, POR MARÍA
Puedes ingresar a cada Tema dando click con el botón derecho del ratón sobre el día que quieras reflexionar.


PRIMERA SEMANA: San Luis de Montfort

DÍA 1: El apasionado santo de Bretaña



SEGUNDA SEMANA: San Maximiliano Kolbe

TERCERA SEMANA: Beata Madre Teresa

CUARTA SEMANA: Beato Juan Pablo II

ÚLTIMOS CINCO DÍAS: Síntesis y Repaso


LIBRO EN AUDIO - TRATADO DE LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA - SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT

TRATADO DE LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
San Luis María Grignion de Montfort

AUDIOS.

 PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE

TERCERA PARTE

CUARTA PARTE

QUINTA PARTE

SEXTA PARTE

SÉPTIMA PARTE

OCTAVA PARTE

NOVENA PARTE

DÉCIMA PARTE

UNDÉCIMA PARTE

DUODÉCIMA PARTE

DÉCIMA TERCERA PARTE

DÉCIMA CUARTA PARTE

DÉCIMA QUINTA PARTE

DÉCIMA SEXTA PARTE

Día 33 - Resumiéndolo todo

DÍA 33: Resumiéndolo todo
Durante los últimos cuatro días, hemos repasado las últimas cuatro semanas de nuestro retiro. No sólo hemos repasado el material, sino que también hemos comenzado a reunir todo lo aprendido. Digo que hemos comenzado a reunirlo. Probablemente aún no hayamos llegado a un punto en el que podamos captar la múltiple verdad de la consagración mariana con una sola “mirada de fe”, como dice Juan Pablo. Para lograrlo, podría ser beneficiosa una declaración unificadora, algo similar al “Principio y Fundamento” que propuso San Ignacio de Loyola para resumir y aclarar su espiritualidad.
De hecho, pienso que necesitamos algo más que sólo una declaración. Necesitamos una oración, algo que podamos repetir con frecuencia, incluso cada día, algo que no sólo nos recuerde el significado de nuestra consagración sino que exprese realmente el don de nosotros mismos a Jesús por medio de María.
Aunque varios de los santos que hemos estudiado durante estas semanas escribieron maravillosas oraciones o “fórmulas” de consagración, no voy a presentarlas aquí. En cambio, voy a presentar una oración actualizada de consagración que combina los principales elementos que hemos tratado en este retiro. Aunque no soy un santo, me siento confiado al hacerlo porque estoy usando las mismas palabras e ideas de los cuatro santos marianos de nuestro retiro. Es más, me siento animado a componer esta nueva oración gracias a las palabras del Papa Pío XII en ocasión de la canonización de San Luis de Montfort:
“La verdadera devoción...tiende esencialmente a la unión con Jesús, bajo la guía de María. La forma y práctica de esta devoción pueden variar según los tiempos, lugares e inclinaciones personales. En las fronteras de la doctrina sana y segura, de la ortodoxia y de la dignidad del culto, la Iglesia deja a sus hijos un adecuado margen de libertad. Tiene, además, conciencia de que la verdadera y perfecta devoción a la santísima Virgen no está vinculada a esas modalidades, de manera que ninguna de ellas puede reivindicar el monopolio.” 118
Inspirado por estas palabras y tomándome la libertad que el Papa nos concede, ofrezco la siguiente oración actualizada de consagración cuyo objetivo es captar lo esencial de lo que hemos aprendido durante nuestro retiro. Ahora bien, si no concuerda con tu inclinación personal, no te preocupes. Siempre te puedes tomar la libertad de escribir tu propia oración o aprovecharte de una escrita por los santos. En cualquier caso, he aquí un resumen de lo que hemos aprendido, una declaración que, a la vez, es una oración del corazón: 

Yo, ______________, pecador arrepentido, renuevo y ratifico hoy en tus manos, oh Madre Inmaculada, las promesas de mi bautismo. Renuncio a Satanás y decido seguir a Jesucristo aún más de cerca que nunca.

María te doy mi corazón. Enciéndelo, por favor, con el amor por Jesús. Hazlo siempre atento a su ardiente sed de amor y de almas. Guarda mi corazón en tu Corazón Purísimo para que yo pueda amar a Jesús y a los miembros de su Cuerpo con tu mismo amor perfecto.

María, me entrego totalmente a ti: mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores e incluso el valor de todas mis buenas acciones. Haz de mí, por favor, de todo lo que soy y tengo, lo que más te agrade. Permíteme ser un instrumento digno en tus manos inmaculadas y misericordiosas para rendirle el mayor homenaje posible a Dios. Si me caigo, por favor dirígeme nuevamente a Jesús. Lávame en la sangre y el agua que brotan de su costado traspasado y ayúdame a no perder nunca la confianza en esta fuente de amor y misericordia.

Contigo, oh Madre Inmaculada — tú que siempre haces la voluntad de Dios — me uno a la consagración perfecta de Jesús mientras se ofrece en el Espíritu al Padre por la vida del mundo. 

Amén.

Mañana, tú te consagrarás (o renovarás tu consagración) a Jesús por medio de María. ¡Y qué bendición! Sin embargo, para hacerlo necesitarás una oración de consagración. Ya sea que utilices la que acabo de presentarte o una que tú mismo compongas, te recomiendo que medites hoy sobre su significado. Tal meditación sobre la oración de consagración es una preparación perfecta para el Día de Consagración.

Por cierto, quizás quieras continuar leyendo hasta la primera sección de la lectura para mañana, titulada “Antes de la Consagración”.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Apéndice

APÉNDICE

Devociones
El Santo Rosario
Introducción

En esta sección sobre el Rosario me propongo tres cosas: 
(1) enseñar lo que es el Rosario, 
(2) explicar por qué debemos rezarlo y 
(3) dar instrucciones para su rezo.

¿Qué es el Rosario?

El Rosario es un instrumento que nos ayuda a rezar. Consiste en una sarta de más o menos 60 cuentas, cada una representando una oración particular. La mayoría de las cuentas se emplea para el Avemaría. Otras son para el Padrenuestro, el Gloria, etc. Pero el Rosario es mucho más que la suma de estas oraciones. Realmente nos lleva a una profunda meditación contemplativa del rostro de Cristo. Es más, nos ayuda a entrar en la escuela de María, quien enseñó a Jesús a rezar y quiere enseñarnos también. ¿Te has preguntado alguna vez cómo rezar? El Rosario ofrece una manera completa de oración que incluye las tres formas de oración: la oración vocal, la meditación e incluso la oración contemplativa.


La plenitud, la simplicidad y la profundidad del Rosario fluyen de su estructura. Consiste en 20 series de 10 Avemarías — a menudo llamadas “decenas” — salpicadas con los Padrenuestros, los Glorias y la oración de Fátima que empieza con “Oh Jesús mío…”. Cada una de las 20 series de 10 Avemarías se dedica a un suceso particular o “misterio” de la Sagrada Escritura, el cual se medita al recitar las oraciones. Por ejemplo, mientras uno recita las 10 Avemarías, se reflexiona sobre el nacimiento de Jesús y se contempla con el corazón.


Los 20 sucesos o misterios del Rosario se dividen en cuatro categorías: los Misterios Gozosos, los Misterios Luminosos, los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos, cuyo conjunto aporta un resumen completo de la vida de Jesús. Ahora, tal vez te parezca desalentador meditar de una vez sobre la vida entera de Jesús. Por eso la mayoría de las personas que reza el Rosario diariamente no medita sobre los 20 misterios en un solo día. Lo dividen, en cambio, rezando un cuarto del Rosario completo (una de las cuatro categorías de misterios). Esto es fomentado por una tradición en la Iglesia que dedica ciertos días de la semana al rezo de una de las cuatro series de los misterios del Rosario:

  • Lunes y sábado: Misterios Gozosos
  • Martes y viernes: Misterios Dolorosos
  • Miércoles y domingo: Misterios Gloriosos
  • Jueves: Misterios Luminosos


Verás que los Misterios Luminosos sólo se rezan un día a la semana mientras que a los demás misterios se les dedican dos. Esto se debe a que los Misterios Luminosos son los recién llegados, agregados hace relativamente poco tiempo (en el año 2002) por el Papa Juan Pablo II. En su hermosa carta apostólica sobre el Rosario, Rosarium Virginis Mariae, el Papa explicó por qué los agregó. (Esta carta puede encontrarse fácilmente en Internet.) 132

La contribución de los Misteriosos Luminosos de Juan Pablo fue el primer gran cambio del Rosario desde que la Iglesia aprobó su forma presente en el año 1569. Antes de 1569, el Rosario había pasado un período de desarrollo tras la inspiración original recibida por Santo Domingo de Guzmán en el Siglo XIII, según sabemos, de las manos de la Santísima Virgen María misma.

¿Por qué rezar el Rosario?

Una vez preguntaron a una mujer por qué rezaba el Rosario cada día. Apartó la mirada por un momento, miró nuevamente a su interlocutor y le contestó: “Lo único que le puedo decir es que si rezo un Rosario, el día funciona; y si no lo hago, nada funciona”. Es verdad. Eso no se debe a algún tipo de magia o superstición. Es verdad gracias a la intercesión maternal de María y al poder de los misterios de la vida de Cristo.

Podría pasar mucho tiempo describiendo cómo Papa tras Papa han alentado a muchos a rezar el Rosario, cómo lo han considerado una de las más poderosas oraciones que existe (después de la liturgia) y cómo han concedido toneladas de indulgencias a quienes lo rezan. También podría contar historia tras historia sobre cómo este santo o aquel otro se dedicaba enteramente a rezar el Rosario y recibía milagro tras milagro a través de su rezo. Sin embargo, en lugar de examinar todo esto, me gustaría enfocarme en sólo tres cosas: María, el combate de la oración y el significado de los misterios.

MARÍA. En los últimos dos siglos, la gente ha sido testigo de más apariciones marianas aprobadas por la Iglesia que en todos los demás siglos juntos. ¿A qué se debe este aumento? Se debe a las dificultades de los tiempos modernos. María ha venido a la tierra y se aparece a la gente de nuestros días para advertirnos que las cosas se pondrán mal si la gente no se arrepiente y reza el Rosario.

Nuestra Madre María ama a sus hijos y no quiere que nos alcancen las calamidades, así que nos anima a rezar el Rosario. Quiere que experimentemos la paz en nuestras familias, sociedades y naciones, por eso nos pide que recemos el Rosario. Desea que se conviertan los pecadores y que la gente experimente la vida abundante en Cristo, por eso nos dice que recemos el Rosario. María ha dicho muy claramente, a través del testimonio de sus apariciones declaradas auténticas por la Iglesia, que desea que recemos el Rosario. De hecho, algunas veces, incluso con lágrimas en los ojos, nos ruega que lo recemos. Esto debería ser suficiente para nosotros — pero aún hay más. El Rosario no sólo es un instrumento para conseguir la paz en el mundo.

Rezar el Rosario es un lugar de encuentro con María. Es una de las mejores formas de desarrollar una cariñosa actitud de dependencia de ella, sobre la cual aprendimos durante nuestra lectura para el Día de Consagración. Hay algo en el rezo del Rosario que nos ayuda a desarrollar la actitud filial de estar con María. Creo que esto tiene que ver con el sosegado ritmo de las Avemarías. Cuando rezamos el Rosario, la meta no es tanto reflexionar sobre las palabras mismas del Avemaría. Más bien, las Avemarías tienen el propósito de ser una especie de “música de fondo” que nos ayuda a entrar en la contemplación de los misterios. Esta música de fondo es como la tierna mano de una madre en nuestros hombros, detrás de nosotros, animándonos a mirar a Jesús, contemplar su rostro y amarlo a través de los ojos, la mente y el corazón de su madre. Rezar el Rosario produce algo en el alma. Permite que María nos moldee y nos forme según la imagen de su Hijo. El Papa Juan Pablo II lo explica de esta manera:

“El Rosario nos transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo en la casa de Nazaret. Eso le permite educarnos y modelarnos con la misma diligencia.” 133

¡Ser formado y moldeado en la imagen de Cristo con la misma atención cariñosa que Cristo recibió de María! De esto se trata la consagración mariana y explica por qué debemos rezar el Rosario. Pero ¿cómo nos educa y moldea María? A través de los misterios de la vida de su Hijo y a través de la lección de su propia actitud humilde, filial y dócil ante la majestad de Dios. Reflexionar y vivir los misterios del Rosario son claves para la santidad.

EL COMBATE DE LA ORACIÓN. Desafortunadamente, no siempre podemos adentrarnos completamente en los misterios de Cristo porque no perseveramos en el rezo del Rosario. Olvidamos que, como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, la oración puede ser un verdadero combate. 134 A veces los ataques en este combate toman la forma de aridez espiritual. Pues debemos seguir rezándolo. A veces al prepararnos para rezar el Rosario sentimos de repente aversión o fatiga y pensamos en millones de otras cosas que tenemos que hacer. Deberíamos seguir rezándolo. Es verdad que algunas veces tenemos responsabilidades más urgentes que atender que el rezo del Rosario. Pero a veces las cosas que “tenemos que hacer” pueden ser tentaciones y malas excusas para no rezar el Rosario. Por ejemplo, ¿cuánto tiempo perdemos en el correo electrónico, en los sitios de redes sociales, en la televisión y en las llamadas telefónicas? ¿No podemos quitarles 20 minutos a estas actividades con frecuencia innecesarias para rezar el Rosario? ¿Por qué es tan difícil liberarse para rezar? Nuevamente, se debe a que la oración es un combate. Satanás no quiere que nos adentremos en el poder de los misterios de la vida de Cristo. Quiere que nos quedemos complacientes, tibios y perezosos. Nos quiere satisfechos en la mediocridad.

Los misterios de la vida de Cristo son poderosos y podemos recibir su poder a través del rezo del Rosario — pero para que esto suceda, necesitamos rezarlo bien. La cuestión es esta: el combate de la oración no siempre termina cuando hacemos la señal de la cruz y empezamos a rezar el Rosario. El combate continúa y muy a menudo cuando rezamos el Rosario, no nos mantenemos en la batalla. Nos rendimos a las distracciones. No reflexionamos sobre los misterios. Permitimos que la mente divague. Por supuesto que las distracciones en la oración son comunes. ¿Pero estamos alertas para al menos intentar mantenernos concentrados? ¿O sólo pensamos en acabar el Rosario para poder regresar a las cosas “más importantes”? No, el Rosario es increíblemente importante y debemos esforzarnos por rezarlo mejor. Algo que nos ayudará a rezarlo mejor es la carta de Juan Pablo, que he mencionado antes, sobre el Rosario. Leerla nos ayudará a renovar nuestro fervor por esta forma de oración llena de gracia. Pero antes de que vayas en busca de esta carta en Internet, me gustaría concluir esta sección con un comentario sobre los misterios de la vida de Jesús, los cuales constituyen el corazón del Rosario.

LA IMPORTANCIA DE LOS MISTERIOS. Los misterios de la vida de Jesús están completamente llenos de significado. Y están completamente llenos porque Jesús es completamente único. Por supuesto, no es único en cuanto a que es semejante a nosotros en todo (menos en el pecado) — en otras palabras, Él es verdadero hombre. Pero es único en el sentido de que es verdadero Dios. Es el Dios-hombre. Es algo que siempre debe estar presente en nuestras mentes cuando reflexionamos sobre los misterios de Jesús. Este bebé en Belén, este niño en Jerusalén, este hombre en Galilea — es Dios. ¿Por qué nace? ¿Por qué está en el Templo? ¿Qué intenta enseñarnos? Debemos hacernos estas preguntas cuando rezamos el Rosario. Ahora bien, debido a que Jesús es Dios, todo lo que dice y hace está repleto de significado. De hecho, los sucesos de su vida están tan llenos de significado que no podemos agotarlos. Por eso llamamos a los sucesos “misterios”. Un misterio no significa que no podamos entenderlo. Significa que nunca podremos terminar de entenderlo. Siempre hay más maravillas por descubrir. ¡Siempre hay más tesoros por extraer! Hay tesoros infinitos e inagotables en cada uno de los misterios de la vida de Cristo. Otra cosa acerca de los misterios: son sucesos únicos. De nuevo, son únicos porque Jesús es único. Él es Dios. Y esto es muy importante. En lo que tal vez es mi pasaje favorito del Catecismo de la Iglesia Católica, la Iglesia explica lo que es tan excepcional en los sucesos de la vida de Jesús y por qué son tan importantes. Lo hace explicando el misterio pascual de Jesús (su sufrimiento, muerte y resurrección), pero lo que sigue se aplica a todos los sucesos de su vida:

“Es un acontecimiento real, sucedido en nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los demás acontecimientos suceden una vez, y luego pasan y son absorbidos por el pasado. El misterio pascual de Cristo, por el contrario, no puede permanecer solamente en el pasado, pues por su muerte destruyó a la muerte, y todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente. El acontecimiento de la Cruz y de la Resurrección permanece y atrae todo hacia la Vida.” 135

Este impresionante pasaje encierra algo asombroso acerca del misterio del tiempo y la eternidad. Cuando Dios, que vive en la eternidad, entra en el tiempo como la Palabra Encarnada, este suceso, uno podría decir, “curva el tiempo”, porque crea una realidad histórica única que existe misteriosamente tanto dentro como fuera del tiempo. Como enseña el Catecismo, los misterios de la vida de Jesús no fueron absorbidos por el pasado; más bien, permanecen aquí y ahora, vivos — para nosotros. “Cristo Jesús permanece hoy como ayer y por la eternidad” (Heb 13:8). Estos sucesos en la vida de nuestro Salvador participan de la “eternidad divina”, el “ahora eterno” de Dios. Están realmente presentes en todos los tiempos, siempre perdurando. Esta realidad merece una profunda meditación, y cada misterio del Rosario es una oportunidad para tal meditación y para llegar a estar totalmente atentos a Cristo. A modo de ejemplo, tomemos un misterio del Rosario para ver qué pasa aquí. Reflexionemos sobre el quinto Misterio Doloroso, la Crucifixión.

Hace aproximadamente 2.000 años, Jesús estaba en la Cruz, muriendo en agonía por nuestros pecados. Mientras esto sucedía, María, San Juan y Santa María Magdalena estaban históricamente atentos a Jesús en la Cruz. Esto significa que estaban allí literal y físicamente y podían ver, oler, oír y sentir lo que sucedía a su alrededor. Los soldados romanos también estaban históricamente presentes con los sacerdotes y ancianos judíos. Ahora bien, debido a que los eventos de la vida de Jesús permanecen y están presentes en todos los tiempos, nosotros también podemos estar allí. Por supuesto que no podemos estar allí históricamente — no podemos volver en una máquina del tiempo y estar allí físicamente — pero aún podemos estar realmente atentos a Jesús que muere en la Cruz. De hecho, podemos estar todavía más atentos a Él que los soldados romanos y los sacerdotes y los ancianos judíos. ¿Cómo? A través de las virtudes de la fe y el amor. En otras palabras, cuando nuestros corazones son movidos a la fe y al amor mientras meditamos sobre el sufrimiento y la muerte de Jesús en la Cruz, somos realmente “transportados místicamente” hacia Él. Tenemos un verdadero contacto con Él allí. En verdad podemos recibir, aquí y ahora, la fuente de amor y misericordia que brota del costado traspasado de Jesús y fluye a lo largo de los tiempos como un poderoso río. Ciertamente, a través de las virtudes teologales de la fe y el amor, podemos entrar en la “eternidad divina” y volvernos presentes a Jesús en todos los misterios de su Vida, Muerte y Resurrección —más aún que si hubiéramos vuelto atrás en una máquina del tiempo.

Entramos en contacto real con Jesús mediante la oración llena de fe y amorosa aun si, a lo largo de la meditación, no comprendemos perfectamente todos los detalles históricos. ¿Quién sabe exactamente cuántas personas estaban presentes al pie de la Cruz o cómo se vería todo aquello? Los detalles históricos no son lo más importante. Lo importante es meditar con el corazón el misterio basado en las Escrituras, y hacerlo con fe y amor. Cuando las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) están activas al rezar, tenemos un verdadero contacto con Jesús. Lo tocamos a través de estas virtudes, y así como una fuerza divina, sanadora y animadora salía de Jesús hacia todos los que lo encontraban con fe durante su vida terrenal (ver Lc 6:19), así también hoy, cuando meditamos sobre los misterios de la vida de Cristo con fe, esperanza y caridad, nos alcanza esa misma fuerza divina.

La fuerza que mana de Cristo hacia nosotros en cada uno de sus misterios es nueva, fresca y única. Por ejemplo, el nacimiento de Jesús contiene sus propios tesoros y fuerzas capaces de elevarnos e iluminar nuestras mentes, dándonos fuerza para ser compasivos con los pobres y abrazar, al menos, la pobreza espiritual mientras reflexionamos sobre cómo nació Jesús en la pobreza. Las gracias son interminables en cada misterio y sus tesoros se revelan cuando meditamos sobre los misterios con María en fe, esperanza y caridad.

Cómo rezar el Santo Rosario


1. Hacer la señal de la cruz y rezar el “Símbolo de los Apóstoles”. (Puedes encontrar todas las oraciones del Rosario, así como el Símbolo de los Apóstoles, en la próxima sección.)
2. Rezar el Padrenuestro.
3. Rezar tres Avemarías.
4. Rezar el Gloria.
5. Anunciar el Primer Misterio y rezar el Padrenuestro.
6. Rezar diez Avemarías reflexionando sobre el misterio.
7. Rezar el Gloria y la oración que pidió Nuestra Señora de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia”.
8. Anunciar el Segundo Misterio. Rezar el Padrenuestro. Repetir los números 6 y 7. Continuar con el Tercer, Cuarto y Quinto Misterio de la misma manera.
9. Rezar la Salve en la medalla después de terminar las cinco decenas.
10. Hacer la señal de la cruz.

Oraciones del Santo Rosario

La Señal de la Cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El Símbolo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos; y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

El Padrenuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea Tu nombre; venga a nosotros Tu reino; hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

El Avemaría
Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

El Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración de Fátima
¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.

La Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.


Misterios del Santo Rosario

Misterios Gozosos

Primer Misterio Gozoso: LA ANUNCIACIÓN
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1:28). Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA HUMILDAD

Segundo Misterio Gozoso: LA VISITACIÓN DE NUESTRA SEÑORA A SU PRIMA ISABEL
Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: “¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1:41-42).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: EL AMOR AL PRÓJIMO

Tercer Misterio Gozoso: EL NACIMIENTO DE JESÚS
Y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa (Lc 2:7).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA POBREZA

Cuarto Misterio Gozoso: LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
Llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor (Lc 2:22-23).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA OBEDIENCIA

Quinto Misterio Gozoso: EL NIÑO JESÚS PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO
Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas (Lc 2:46).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: EL GOZO DE ENCONTRAR A JESÚS

Misterios Luminosos

Primer Misterio Luminoso: EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL JORDÁN
Una vez bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Al mismo tiempo se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo, el Amado; en él me complazco” (Mt 3:16-17).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: APERTURA AL ESPÍRITU SANTO

Segundo Misterio Luminoso: LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ
Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga”… Jesús dijo: “Llenen de agua esos recipientes”. Y los llenaron hasta el borde (Jn 2:5-7).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: A JESÚS POR MEDIO DE MARÍA

Tercer Misterio Luminoso: EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS
A lo largo del camino proclamen: ¡El Reino de los Cielos está ahora cerca! Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos y echen los demonios. Ustedes lo recibieron sin pagar, denlo sin cobrar (Mt 10:7-8).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: EL ARREPENTIMIENTO Y LA CONFIANZA EN DIOS

Cuarto Misterio Luminoso: LA TRANSFIGURACIÓN
Y mientras estaba orando, su cara cambió de aspecto y su ropa se volvió de una blancura fulgurante… de la nube llegó una voz que decía: “Este es mi Hijo, mi Elegido; escúchenlo” (Lc 9:29, 35).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: EL DESEO DE SANTIDAD

Quinto Misterio Luminoso: LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA
Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes”… Hizo lo mismo con la copa de spués de cenar, diciendo: “Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes” (Lc 22:19-20).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA ADORACIÓN


Misterios Dolorosos

Primer Misterio Doloroso: LA ORACIÓN EN EL HUERTO
Entró en agonía y oraba con mayor insistencia. Su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían hasta el suelo. Después de orar, se levantó y fue hacia donde estaban los discípulos. Pero los halló dormidos, abatidos por la tristeza (Lc 22:44-45).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: EL DOLOR POR EL PECADO

Segundo Misterio Doloroso: LA FLAGELACIÓN DE JESÚS
Entonces Pilato tomó a Jesús y ordenó que fuera azotado (Jn 19:1).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA PUREZA

Tercer Misterio Doloroso: LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Le quitaron sus vestidos y le pusieron una capa de soldado de color rojo. Después le colocaron en la cabeza una corona que habían trenzado con espinos y en la mano derecha le pusieron una caña. Doblaban la rodilla ante Jesús y se burlaban de él, diciendo: “¡Viva el rey de los judíos!” (Mt 27:28-29).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: EL VALOR

Cuarto Misterio Doloroso: JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS
Así fue como se llevaron a Jesús. Cargando con su propia cruz, salió de la ciudad hacia el lugar llamado Calvario (o de la Calavera), que en hebreo se dice Gólgota (Jn 19:17).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA PACIENCIA

Quinto Misterio Doloroso: LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS
Y Jesús gritó muy fuerte: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y dichas estas palabras, expiró (Lc 23:46).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA PERSEVERANCIA


Misterios Gloriosos

Primer Misterio Glorioso: LA RESURRECCIÓN
Pero él les dijo: “No se asusten. Si ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí, ha resucitado; pero éste es el lugar donde lo pusieron” (Mc 16:6).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA FE

Segundo Misterio Glorioso: LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR AL CIELO
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios (Mc 16:19).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA ESPERANZA

Tercer Misterio Glorioso: LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran (He 2:4).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: EL AMOR DE DIOS

Cuarto Misterio Glorioso: LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
¡Tú eres la gloria de Jerusalén, el orgullo supremo de Israel, el honor mayor de nuestra raza! … Dios ha mirado con buenos ojos todo lo que hiciste. ¡Que el Señor Todopoderoso te bendiga a través de las edades! (Jdt 15:9-10).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA GRACIA DE UNA MUERTE FELIZ

Quinto Misterio Glorioso: LA CORONACIÓN DE NUESTRA SEÑORA
Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza (Ap 12:1).
Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria, etc.
FRUTO DE ESTE MISTERIO: LA CONFIANZA EN LA INTERCESIÓN DE MARÍA


Los escapularios

Los escapularios son sacramentales

Los escapularios pertenecen a la categoría de “sacramentales”. Así que, antes de echar una mirada a lo que son los escapularios, primero repasemos lo que significan los sacramentales.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que los sacramentales “son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia”. 136 Más específicamente, los sacramentales son objetos (el agua, el aceite, la sal, los crucifijos, los escapularios, las medallas, etc.) bendecidos por un obispo, un sacerdote o un diácono, o son también acciones (la bendición o imposición de manos) que ayudan a disponernos a recibir la gracia. “Funcionan” dirigiendo nuestros corazones y mentes a Dios cuando los utilizamos con fe.

Los sacramentales no son sacramentos. No imparten las gracias sacramentales como lo hacen los sacramentos. Tampoco son mágicos: la bendición impartida sobre un objeto, como un escapulario, no le otorga especiales poderes místicos. Pero a menudo Dios nos concede nuestras peticiones de gracias especiales cuando utilizamos con fe los objetos bendecidos.

Los escapularios en general

El término “escapulario” nos viene de la palabra latina scapulae, la cual significa “hombros”. Hay dos categorías principales de escapularios: los que llevan los religiosos consagrados como parte de su hábito y los que llevan los fieles como forma de devoción. Los primeros consisten en una pieza larga de tela que típicamente cuelga de los hombros y llega hasta las rodillas. Los segundos, los escapularios piadosos, son mucho más pequeños, consistentes en dos piezas pequeñas de tela unidas por correas delgadas o cintas, y normalmente representan algún tipo de asociación con la comunidad religiosa que lleva el escapulario. De esa forma, por ejemplo, el “escapulario marrón” se asocia con la Orden de los Carmelitas, cuyos miembros consagrados visten un hábito marrón.
El escapulario azul es bastante singular. Esto se debe a que ninguna de las comunidades religiosas asociadas con él (por ejemplo, las Monjas Concepcionistas, los Padres Teatinos y los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción) viste un hábito azul. Más bien, usan el escapulario azul — en su forma piadosa más pequeña — debajo de su vestimenta religiosa regular. Este “escapulario oculto” azul, como ha sido llamado, no significa pertenencia a una comunidad religiosa; más bien, significa una devoción especial a María y a su Inmaculada Concepción.

Hay varios tipos de escapularios: negro, marrón, azul, rojo, verde y blanco. Sin embargo, debido a que nuestro espacio aquí es limitado, vamos a tratar sólo uno de ellos: el marrón.

El escapulario marrón

El escapulario marrón, también conocido como el Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo, es el escapulario piadoso más popular. Su popularidad se debe en buena parte a la famosa aparición de María a San Simón Stock, un carmelita inglés que vivió durante el Siglo XIII.

Se asegura que durante la aparición María tenía en sus manos el hábito marrón de la Orden Carmelita, se lo ofreció a San Simón y le dijo: “Será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno”. Las palabras clave son éstas: “quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno”. En otras palabras, la promesa de Nuestra Señora probablemente significaba que un devoto carmelita religioso que mantenía sus votos y vivía según las constituciones de su orden, de la cual es símbolo su vestimenta religiosa, moriría en estado de gracia. Esta promesa no parece tan extraordinaria cuando se considera que un fiel religioso carmelita está obligado por sus votos y constituciones a vivir una vida de renuncia, de oración y de amor por Dios y por el prójimo.

Con el paso del tiempo la Orden de los Carmelitas, la cual consistía en una Primera Orden (los sacerdotes y frailes) y una Segunda Orden (las monjas), se expandió para incluir una Tercera Orden de laicos que se comprometen a vivir ciertas normas de la espiritualidad carmelitana. Es creencia general que la promesa de María a San Simón también se aplica a los miembros de la Tercera Orden, en la medida en que estos laicos dedicados permanezcan fieles a su obligación de oración y de buenas obras, un compromiso expresado por el escapulario piadoso que llevan.

Aparte de ser usado por los de la Tercera Orden, el escapulario marrón es llevado por los miembros de la Cofradía de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Una cofradía (o hermandad) es un grupo de personas unidas por una profesión o propósito común, y es tradicionalmente un grupo religioso que comparte una espiritualidad común y coopera en ciertas buenas obras. Los miembros de la comunidad del escapulario se esfuerzan por alcanzar la perfección de la caridad según el espíritu de la Orden Carmelita y por tanto participan de sus beneficios espirituales, tal cual la promesa de Nuestra Señora a San Simón acerca de los Carmelitas.

Debe mencionarse que uno puede participar en el rito del escapulario marrón sin hacerse socio de una cofradía. En 1996, en una declaración aprobada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, la Iglesia afirmó que quien reciba el escapulario marrón se convierte en un socio de la Orden Carmelita y se compromete a vivir su espiritualidad de acuerdo a su estado de vida.

Así, todos los Carmelitas son libres de creer en la promesa hecha por Nuestra Señora a San Simón respecto a ellos. Sin embargo, necesitan esforzarse en ser fieles a las exigencias de la caridad y del camino de perfección. En otras palabras, el escapulario marrón no es ningún amuleto de buena suerte o un “pase gratis al cielo”. Más bien es una señal del compromiso serio de vivir una fervorosa vida cristiana bajo el patrocinio y protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo, cuya poderosa intercesión se ocupa de la salvación de sus verdaderos hijos.

La Medalla Milagrosa

Como el escapulario, la medalla milagrosa es un sacramental. Se origina en una aparición de María a Santa Catalina Labouré, una novicia francesa de las Hijas de la Caridad que vivía en París. La aparición particular asociada con la medalla milagrosa sucedió el 27 de noviembre de 1830.

Durante esa visión del 27 de noviembre, Santa Catalina vio a María de pie sobre un medio globo con una serpiente aplastada bajo sus pies y sus manos enjoyadas con anillos sosteniendo un pequeño globo de oro marcado con una cruz. Luces brillantes salían de algunas de las joyas de sus dedos. De repente, el pequeño globo de oro desapareció de las manos de María y ella extendió sus brazos. Las joyas de sus manos extendidas despedían rayos de luz y apareció un marco oval alrededor de María con una inscripción en oro: “Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti”.

Pareció que la visión se giraba y en el reverso, Catalina vio la letra “M” superpuesta por una cruz con su base en una barra horizontal y rodeada por doce estrellas. Bajo la “M” había dos corazones envueltos en llamas, uno rodeado de espinas y el otro traspasado por una espada.

María entonces le dijo a Catalina: “Haz que acuñen una medalla según este modelo. Todos aquellos que la lleven recibirán grandes gracias, especialmente si la llevan colgándosela del cuello”.

María explicó el significado de la medalla a Catalina de esta manera: María es la Reina del cielo y de la tierra. Ella aplasta a Satanás, que es impotente ante ella, bajo su pie (ver Gén 3:15). Sus brazos están abiertos, y los varios rayos de luz son gracias las cuales obtiene para los que se las piden. Las joyas oscuras, las que no están llenas de luz, representan las gracias que están disponibles pero las personas no las reciben porque no las piden.
La inscripción “Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti” se refiere a la Inmaculada Concepción de María, lo que significa que desde el primer momento de su concepción estaba libre de la mancha del pecado original.

En el reverso de la medalla, las doce estrellas representan a los doce apóstoles, quienes representan la Iglesia entera que rodea a María. La “M” señala a María y la cruz es la Cruz de Cristo, el símbolo de nuestra redención. La barra horizontal representa la tierra. La colocación de la cruz y la barra con la letra “M” muestra la participación de María en la Cruz de Cristo y en nuestro mundo. Los corazones son los de Jesús y María, ardiendo de amor por todos nosotros.

Con la aprobación de la Iglesia en 1832 fueron fabricadas las primeras “Medallas de la Inmaculada Concepción” y casi de inmediato surgieron informes de curaciones milagrosas, y tantos que la medalla rápidamente fue conocida como la “medalla milagrosa”.

Desde los días de las apariciones, millones de medallas han sido distribuidas en todo el mundo, especialmente por personas como la Beata Madre Teresa de Calcuta. Se dice que sus Misioneras de la Caridad actualmente distribuyen 1.8 millón de medallas al año.

En 1895, la medalla milagrosa recibió la aprobación litúrgica (un reconocimiento especial y la autorización para la oración pública) por indicación del cardenal Aloisi Masella, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos. Es uno de los únicos tres sacramentales de la Iglesia que han recibido este honor, compartiendo esta distinción con el Rosario y el escapulario marrón.

Lejos de ser un amuleto u objeto de superstición, han ocurrido poderosas conversiones a través de la intercesión de María y el uso de la medalla milagrosa.

Una de las conversiones más famosas fue la de Alphonse Ratisbonne, un ateo judío, el 20 de enero de 1842. Despreció a la Iglesia y la fe católica, especialmente porque su hermano mayor, Teodoro, se convirtió al catolicismo y se hizo sacerdote. Respondiendo a un reto de su amigo católico el Barón de Bussières, Ratisbonne empezó a llevar la medalla milagrosa y recitar la oración del Memorare para demostrar la inutilidad de lo que él veía como supersticiones ridículas de la religión católica.

El 20 de enero, Ratisbonne acompañó al Barón de Bussières a una iglesia, que es actualmente la Basílica de San Andrea delle Fratte en Roma, en donde el barón iba a atender un asunto de negocios. Cuando el barón regresó, encontró a Ratisbonne llorando y besando su medalla, diciendo: “¡La vi! ¡La vi!” Más tarde Ratisbonne contó en su diario lo que había pasado:

“Hacía poco que estaba en la Iglesia, cuando de improviso experimenté una sensación indecible. Levanté los ojos: el edificio entero desapareció de mi vista. En una sola capilla, por decirlo así, se concentraba el mundo entero. Y entre aquella luz que lo iluminaba todo, apareció la Santísima Virgen, de pie sobre el altar, grande, resplandeciente, llena de majestad y ternura, como está representada en mi medalla; una fuerza irresistible me empujaba hacia Ella. La Santísima Virgen me hizo una señal con la mano para que me arrodillase. Me pareció que decía: ¡está bien! Ella no me habló en absoluto, pero yo lo entendí todo.” 137

Este encuentro con María afectó a Rastisbonne de una manera tan profunda que se convirtió al catolicismo y fue ordenado sacerdote en 1847. Más tarde se mudó a la Tierra Santa con su hermano Teodoro y fundó una congregación de monjas — la Congregación de Nuestra Señora de Sión — para rezar por la conversión de los judíos.

Una imagen de María tal como se apareció a Ratisbonne fue pintada unos pocos meses después de la aparición y luego fue colgada sobre el altar en la iglesia donde Ratisbonne la había visto. Años después, otro devoto de María y de la medalla milagrosa, San Maximiliano Kolbe, celebró su primera Misa en esa misma iglesia de Roma, ante la misma pintura. Aparentemente, en enero de 1917, mientras vivía en Roma siendo aún seminarista, Kolbe había escuchado una charla sobre la conversión de Ratisbonne. Reflexionó por nueve meses sobre la intercesión de María por este no creyente.

En octubre del mismo año, Kolbe inició la Milicia Inmaculada (MI) con otros seis franciscanos. Estos jóvenes consagraron sus vidas total e incondicionalmente a María por su propia santificación y por la conversión de las almas. Todos los miembros de la MI llevan ahora la medalla milagrosa como signo de su consagración total a María y la distribuyen para que María haga maravillas de gracia en las vidas de los demás.
Kolbe declaró:

“Uno puede ser el peor de todos, pero si consiente en llevar con él la Medalla Milagrosa hay que dársela… y orar por él y, cuando se presente la ocasión, por medio de una buena palabra, tratar de llevarlo lentamente a amar con todo el corazón a la Madre Inmaculada, a refugiarse en ella en todas sus dificultades y tentaciones.” 138

Usar la medalla milagrosa es una forma discreta, sencilla y eficaz de expresar nuestra devoción y consagración a María. También nos dispone a recibir la gracia de Dios a través de su poderosa intercesión.



MARIANOS DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción son una comunidad religiosa mundial. Fieles al Santo Padre y a las enseñanzas de la Iglesia Católica, cumplen su misión especial de:

• Fomentar la devoción a María, la Inmaculada Concepción.
• Promover el mensaje y devoción de la Divina Misericordia.
• Ofrecer asistencia a los moribundos y enfermos, al igual que oran por las almas en el purgatorio.
• Promover el conocimiento cristiano, la administración de parroquias y santuarios, y la realización de misiones

Con sede en Stockbridge, Massachusetts, los Marianos administran el Santuario Nacional de la Divina Misericordia y la Asociación de Auxiliares Marianos, al igual que la editorial Marian Press conocida como la casa editorial del Diario de Santa María Faustina Kowalska. Los Marianos son conocidos como la principal autoridad sobre el mensaje de la Divina Misericordia.

Para obtener más información sobre los Marianos y su espiritualidad, publicaciones y ministerios, o vocaciones, visita www.marianos.net o www.ladivinamisericordia.org, la cual está dedicada exclusivamente a la Divina Misericordia.